lunes, 22 de abril de 2013

CAMINATA GAVÁ-MONTSERRAT 2013

El equipo al completo

Un día recibes un whatsapp de que tus amigas de Menorca vienen a Barcelona para ir a Montserrat caminando, te preguntan que si quieres ir y tú, como te apuntas a un bombardeo y más para disfrutar de su compañía, pues dices que sí, y entonces te sueltan: son 57km! Y ahí empieza la aventura. Y la verdad que lo ha sido totalmente.

Lo primero de todo es saber qué llevarse, porque yo tampoco sabía muy bien como funcionaba la cosa. Como la montaña no es precisamente lo mío (ya sabéis que a mi me va más el mar) pues no tenía ni un triste saco de dormir, así que me puse en marcha para lograr las cosas que necesitaba. Gracias a una compañera de trabajo que es como Félix Rodriguez de la Fuente (no le falta detalle a la joía), puede conseguir lo básico: saco, esterilla, 2 palos telescópicos por si alguien necesitaba un apoyo para caminar y una luz para la cabeza. Yo por mi parte decidí ir al Mercadona para una crema de pies refrescante y unas toallitas que siempre son necesarias en momentos decisivos. Pero como soy muy previsora y siempre pienso en todo el mundo, pues añadí voltarén en crema, 2 gorros de lana, un pantalón de chandal, enjuague bucal, tiritas y mi carnet de donante de órganos (en caso de caerme por un precipicio alguien se beneficiaría del interior de mi cuerpo serrano! Je je).

En el último momento, aunque no lo tenía previsto, decidí ir al Corte Inglés y comprarme unos buenos calcetines y la verdad que fueron mi salvación! Ni una ampolla, porque se pueden llevar las mejores zapatillas del mundo pero si llevas unos calcetines de los chinos pues ya te digo yo que te van a salir más ampollas que si te hubieran picado unas avispas. Encima como hacían un 25% de descuento por la compra del segundo par...pues eso hice. Nunca había visto que unos calcetines tuvieran dos años de garantía como un microondas pero resulta que estos si, ya ves tú.
Llegó el día y allí mochila en la espalda me fui en tren hacia Gavá que era el punto de partida. Abrazos, besos y presentaciones de los nuevos compañeros de viaje y un gelocatil que muy amablemente Pepa, la madre de una de mis amigas, nos dio. Por suerte las mochilas se las llevaban en una furgoneta hasta el punto de descanso, sino esto hubiese sido otra cosa, también hay que decirlo.

Y empezamos la marcha, que allí había un montón de gente, vamos como si nos fueran a regalar algo, poco a
Empieza la marcha
poco el grupo se fue separando, ya que cada uno iba a su ritmo, nosotras incluso paramos en una tienda para comprar unas cervezas (no lo podemos evitar) para ir con un poco de alegría por el camino. Cada cierta distancia nos encontrábamos gente de la organización que nos daba agua y limones y naranjas cortadas, hay que decir que llegó un momento que acabamos un poco hartas de tanto cítrico, joer unos plátanos de vez en cuando tampoco hubiesen venido mal para dar energía y aportar un poco de potasio, porque yo las naranjas me las tomo mejor con un vozka y van de muerte.
Y ahí íbamos hablando, escuchando música otros y pasando el tiempo lo mejor posible, a veces nos separábamos pero siempre nos volvíamos a encontrar. Yo siempre digo que los momentos “toilette” siempre unen, porque ver a unas cuantas mujeres en medio del campo compartiendo toallitas del Mercadona no tiene precio! Ja ja ja y la verdad es que se te quitan las tonterías, aunque bueno yo nunca he tenido ese problema desde que miccioné con 22 años en un cementerio de Edimburgo a media noche! Solo faltaba que una mano hubiese salido de un tumba rollo Walking Dead!

Conforme avanzamos nos alejamos de la ciudad para pasar a algo un poco más verde, hasta vimos algún que otro caballo, el grupo también se separó y quedamos Cinzia, Fernando, Yolanda y servidora que como en un ataque de speed nos dio por aumentar la velocidad y ala como locos hacia Martorell que era nuestra área de descanso. Estaba claro que mientras antes llegásemos más tiempo tendríamos para descansar un poco y comer algo. Iba oscureciendo y yo me convertí en el gusiluz del grupo con mi chaleco reflectante y mi frontal para iluminar el camino, que claro tenía que tener cuidado de girar la cabeza al hablar porque sino dejaba ciegos a los de mi alrededor, así que ahí me veis caminando con la cabeza un poco inclinada hacia el suelo (no me extraña que me duelan hoy las cervicales) intentando no pillar un desnivel para no tropezar, lo curioso es que encima tropecé. Tuvimos un momento de: “pero qué me estás contando?” cuando le preguntamos a una de la organización cuánto quedaba para Martorell, respuesta: “cuando veáis al del sombrero blanco se lo preguntáis”. Hubo un momento de silencio entre los cuatro.....sería Gandalf que nos estaría esperando? El sabio de Érase una vez el Hombre?, así que no respondimos y tiramos un poco contrariados con la respuesta. Llegamos al Pont del Diable, que está encima del río Llobregat entre Castellbisbal y Martorell, que vaya tela con la subidita y con la bajada después de tantas horas caminando, pero felices porque eso significaba que Martorell estaba cerca y la comida también!.

Reponiendo fuerzas
Y llegamos al parquing! Oe oe oe! Tras hacer cola y dar nuestro tiquet de comida, pillamos nuestro bocata de butifarra aunque también había de tortilla con queso, un vaso de cocacola o refrescos varios, caldo y luego bollería, café y té, ahhhh y ahí se que había plátanos!
La verdad es que dormir en un parquing a la intemperie es una cosa que nunca me habría planteado....parecíamos unos disidentes que huíamos de una guerra, pero en este caso no había barracones, bueno una pequeña carpa para los afortunados que llegaron los primeros y se pudieron resguardar del frío! Porque señoras y señores hacía un frío del carajo! Todo hay que decirlo. Sacamos las esterillas, totalmente recomendables para aislar el frío del suelo del saco, me puse un gorro de lana, el forro polar, cambio de calcetines con su correspondiente crema refrescante y ala intentar descansar. Intentar, porque entre la luz del parquing, la gente que no se callaba y un policía local que le dio por tener una conversación privada por teléfono a nuestros pies (como no había sitio joerrr) pues dormir, lo que se dice dormir no fue posible pero bueno estirar las piernas al menos eso sí.
Momento genial el de Arantxa con sus pantuflas paseando por allí, qué grande! Había gente cojeando, con ampollas, rozaduras, tirones....bueno lo normal, aunque había una furgoneta de la Cruz Roja para esos menesteres. Momento de partir, pero ya había gente que no podía continuar, pero gracias a los coches de la organización no había problemas para que ellos llegaran al siguiente destino que era Collbató.
Algunos compis no pudieron seguir, pero nos los fuimos encontrando por el camino ayudando a la organización para indicarnos el camino y darnos agua y ofrecernos más cítricos. Así que Fernando y Yolanda, junto conmigo renaudamos la marcha, no sin antes tomar la dosis de gelocatil que Pepa nos había dado, momento tremendo cuando dijo “alguien más quiere pastillas?”, ja ja genial. Esta vez la marcha fue un poco más lenta, el cansancio se notaba y tengo que destacar el esfuerzo de Yolanda porque caminar con rozaduras es algo que yo no creo que hubiese hecho, pero como ella decía: “estoy fuerte de piernas y lo voy a intentar......” y tanto que lo intentó !
Y ahí íbamos caminando por polígonos, encontrando gente de nuevo, a Laura, Arantxa y Pepa, que esta mujer (Pepa) le deberían dar un monumento por su paciencia por aguantar a una persona que se le pegó como una lapa con conversaciones que no llegaban a ninguna parte y que su habilidad para saber llevar un palo para caminar se reducía a segar los pies del que iba detrás. Nosotras cuando veíamos a ese personaje en cuestión que era una mezcla de la Duquesa de Alba versión Hobbit, intentábamos huir con las pocas fuerzas que nos quedaban.

Y la oscuridad llegó completamente cuando pasamos por un puente tipo como los de las pelis del Bronx,
Zipi y Zape al Filo de lo imposible
estábamos Yolanda y yo con mi frontal y una pequeña linterna que también traje por si las moscas y nos avanzamos en busca de la luz, tipo “Caroline ves hacia la luz”. Luego recuperamos a Fernando que apareció de repente (este chico debe tener superpoderes) y allí seguimos, quedaba menos, más caminos oscuros para llegar a Collbató, ya veíamos las estrellas y las impresionantes montañas, un esfuerzo más para poder descansar. Tomamos sandwiches de foiegras, magdalenas, donuts....había chocolate con avellanas, y también macedonia de kiwi y melocotón, pero como yo soy la niña de las alergias, pues ni frutos secos ni melocotón ni kiwi......Y otra vez a sacar el saco y demás, y mucho más frío.

Yo no sé qué hora era, pero que estaba oscuro eso sí, nos despertaron a gritos (la verdad es que me hubiese gustado tomar lo que se tomaba la mujer que nos despertaba), pusimos las mochilas en la furgo, nos despedimos de los compis que no podían seguir, las ampollas y rozaduras hicieron mella en algunos de ellos, y allá estábamos Laura y yo a darlo todo, y tanto si lo dimos! Primero a subir escaleras para luego bajar y a mi bajar me va fatal para las rodillas, al principio lo aguantaba...pero luego el dolor era insoportable, no sé cuántas veces le pregunté a Laura de que si estaba segura de que habría subidas y ella con una paciencia infinita me decía que si....
Ver el amanecer lo mejor
Íbamos en fila india porque el camino era más bien estrecho y las posibilidades de caerse por un precipicio si dabas un mal pie eran bastantes, tanta piedra destroza a cualquiera.....pero ver amanecer desde Montserrat......bueno no tiene precio, increíble! Por suerte ya no íbamos tan apelotonados y nos encontramos con Arantxa y sus compis y fuimos juntos con la calma pero sin perder ritmo, mi pierna derecha (parte trasera de las rodillas más concretamente) me estaba a punto de estallar con tanta bajada, la cojera iba en aumento y me quería morir, pero tampoco me podía quedar allí, qué iba a hacer? pedir un helicóptero que me viniera a buscar y pagar 6000€ por mi rescate? Pues iba a ser que no, así que Laura en alguna ocasión me daba la mano para subir alguna roca más grande de lo debido y ahí seguimos.

Y nosotras muertas y de repente aparece un tío bajando a toda leches por la montaña en plan Ironman, supongo que se estaría entrenando para algún triantlon porque tenía unas piernas como Conan es sus mejores tiempos. Y
Lo conseguimos!
aunque parezca mentira llegamos a las escaleras, que no se acaban nunca y al final vi a María, subí el último tramo de escaleras sonriendo y corriendo con mis últimas fuerzas para fundirnos en un abrazo, lo había logrado! Un donut, un plátano y un vaso de Acuarius me supo a gloria, y allí estaban Cinzia, Fernando y Yolanda que me aplaudieron por mi esfuerzo y me sentí superfeliz por haberlo logrado y por tenerlos ahí.
Con un esfuerzo de muerte fuimos a ver a la Virgen de Montserrat y admiramos el interior de la iglesia, sobre todo sus múltiples y diferentes lámparas. Compramos una vela, y aunque no soy creyente...la puse por mi madre....solo pude estar un momento, porque me emocioné al pensar en ella y aunque mi compi que estaba a mi lado ya me ha visto soltar lágrimillas en alguna ocasión, no quería que me viera y me fui, porque ella también necesitaba su momento para estar a solas con sus pensamientos.

Y bueno de vuelta para casa, ni me duché, me fui directa a la cama, con unos dolores en las ingles como para tener una noche loca de pasión! Ja ja ja

Ha sido una experiencia que espero repetir en Montserrat, en el Camino de Santiago o subiendo Montetoro o donde sea....pero con la misma gente si es posible, porque en realidad no importa el camino sino las personas con las que te rodeas. Por eso quiero dar mi agradecimiento a:

Jose, padre de Laura y María, por llevarme a casa en el coche porque ya no podía más, por su saber estar y simpatía.
Pepa, madre suministradora de gelocatiles, de Huesitos, por tener una paciencia por aguantar lo que aguantaste, por hacerte más cercana al hablarte de mi madre (intenté ocultar alguna lagrimilla gracias a mi gafas de sol).
Arantxa, porque eres genial con tus pantuflas en el parquing, por las risas y porque seguiremos disfrutando de los conciertos de Fangoria y Las Nancys Rubias.
Laura, que aunque no te conocía, era como si ya te conociera gracias a las redes sociales. Gracias por darme la mano en dos ocasiones para subir esos malditos peñascos, por tu paciencia por todas las veces que te preguntaba si “había una subida” porque mis piernas no aguantaban más, y por hacer más ameno el último tramo para llegar a nuestro objetivo.
María, eres tan grande que no se te puede describir con una sola palabra todo lo que representas, por esa alegría constante que desprendes, por hacerme formar parte de esta aventura, por recibirme siempre con una sonrisa y por escucharme en mis momentos bajos.
Cinzia, que no te conocía tanto, pero eres como un osito dulce que dan ganas de abrazar y con muy buena conversación que seguro que seguiremos manteniendo aunque esta vez con un poco de pomada o un gin tonic ;-)
Fernando, que luchaste con esa maldita llaga en el pie, que aportas mucho en una conversación, ayudándome a seguir y hacer el camino más ameno y la verdad es que se puede aprender mucho de ti.
Yolanda... porque a pesar de esas malditas rozaduras, has hecho un esfuerzo de jabata que yo creo que no hubiese podido hacer, no pudiste llegar al final, pero para mi es como si lo hubieses hecho. Que somos como Zipi y Zape o Tom y Jerry,  pero que gracias a ti, he descubierto un segundo hogar llamado Menorca y conozco gente maravillosa, y parte de esta gente es la que ha compartido esta experiencia conmigo. Fangoria nos espera ya lo sabes....Y como bien hoy tú has puesto en el facebook: “Emprende el viaje a Ítaca pero demórate lo más que puedas, haz muchas escalas, teniendo siempre presente tu isla, la que estás buscando. Al final llegas a Ítaca, y ¿qué vas a descubrir? Que la verdadera Ítaca era el viaje”

Eso sí, la próxima vez que vengáis a Barcelona contad conmigo para tomar unas tapas y unas cañas! Hombre ya!

No hay comentarios:

Publicar un comentario